martes, 12 de noviembre de 2019

Hola

Hola, te escribo esta carta para nada más que contarte una historia.

Sentado en una mesa de la cafetería de su universidad, eran las 6:40 de la mañana, ese día había llegado temprano, aunque no solía hacerlo, solo se despertó un poco antes de la hora habitual. Se encontraba observando a las personas del lugar y simplemente esperó, no sabía lo que estaba esperando, a lo mejor no esperaba nada. Cuando a lo lejos vio una chica pasar, lo único que pensó fue: -Que linda, ¿Quién será? - y dejo de mirar. Esperó a que ella se acercara más porque supuso que  tendría que pasar por donde él estaba, pero no fue así, la chica se desvió y subió las escaleras hacia el segundo piso, en ese momento, el chico pensó: -No me puedo quedar con las ganas de verla de cerca- esperó otro momento, una parte de él quería ir tras de ella, seguirla hasta poder verle la cara, otra parte pensaba que solo debía olvidarla, sería demasiado loco acecharla como un animal, nunca había hecho algo así. El chico lo meditó por un tiempo hasta que simplemente decidió levantarse, subir las escaleras e ir hacia su salón de clase, pero, por dentro no dejaba de pensar en esa misteriosa chica y mientras recorría por los pasillos del segundo piso miraba hacia los lados con atención esperando encontrarla, hasta que la vio, y si antes le había parecido bonita, ahora le pareció hermosa. Poseía todos los atributos para ser una mujer muy atractiva, su sencillez, su sensualidad innata y su mirada tierna pero maliciosa, simplemente le gustó y esto último le encantó, era algo casi imperceptible, pero él lo notó durante los dos segundos que la miró, ella por su parte seguía distraída mientras él se acercaba cada vez más, llegó a estar muy cerca de ella, se detuvo por un segundo, corrigió su postura, tomó aire y sólo siguió, ella nunca lo notó, subió al tercer piso, entró al salón, se sentó en una esquina, abrió su maleta, sacó su cuaderno y sólo fingió.

Fingió estar ahí, fingió prestar atención, que nada ocurría, que nada pasaba, que nada sentía, sólo fingió. Pero, no dejaba de pensar en ella, y en todas las chicas que algún día había “visto” y nunca se acercó, sabía que no podía dejar que esto pasara otra vez, ésta vez no, no podía dejar de conocer a esa mujer, así que se levantó de la silla y rápidamente salió del salón, sus compañeros lo vieron y pensaron que algo le había pasado, afanosamente bajó las escaleras y justo cinco pasos antes de llegar donde estaba ella bajó la velocidad, ella estaba concentrada en su celular, el chico se acercó y esos cinco pasos para él fueron eternos, solo pensaba: -¿Cómo haré para decir la primera palabra? y aún más importante ¿Qué seguirá después?- el chico tragó saliva y cuando estuvo lo suficientemente cerca, lo único que salió de su boca fue: -Oye, tú de casualidad conoces a Carlos- Carlos era un amigo de él, no sabía por qué había dicho lo que había dicho pero ya lo había dicho, así que debía asumirlo, inmediatamente ella respondió: -No-, -Lo siento, es que te pareces mucho a una amiga de él-, -Entonces, espero que esa amiga sea muy linda- contestó ella de forma irónica, -La verdad si, debería ser bastante linda- murmuró el chico para sí mismo. Era obvio que esa chica no existía, pero en ese momento no sabía qué más decir, el chico sintió que toda su piel se erizaba y por un segundo creyó que la situación le superaba, pero, inmediatamente después miró hacia un costado de la chica y vio una caja, así que se le ocurrió preguntar - ¿Qué tienes ahí? -, a lo que ella respondió: -Tengo unas galletas, las estoy vendiendo-, -dame una, quiero probarlas-. Luego de comprarle unas galletas a la chica y despedirse tímidamente, el chico volvió a subir las escaleras, mucho más tranquilo, con algo de felicidad en su rostro porque logró dos cosas en ese momento; la primera, poder acercarse a una chica bastante linda, algo que él no solía hacer; y la segunda, comprase unas galletas que realmente estaban muy buenas. El chico volvió al salón, notó que había dejado su lapicero en el suelo, lo recogió y se sentó.

Comió las galletas con calma, mientras pensaba. Solo habían hablado durante menos de 1 minuto, solo la había visto una vez en la vida, pero, cada vez que masticaba surgía una pregunta hacía aquella chica. Cuando terminó las galletas se dio cuenta que no podía simplemente dejarlo así, así que volvió a salir, ya un poco más calmado, bajó las escaleras otra vez y mientras lo hacía, rogaba al universo que ella siguiera ahí todavía, cuando llegó al lugar donde ella estaba sentada se acercó y le dijo: -Oye, volví porque estoy enamorado...- ella lo miró extrañada, no es algo que esperes de alguien que acabas de conocer, a lo que el chico continuo: -...De tus galletas, son muy ricas-, ella solo sonrió y dijo: -Si, realmente son muy buenas, las de avena son las mejores- entonces, el chico dijo: -Te propongo un trato, dame seis galletas, dos de cada tipo y te prometo que las venderé al final de la mañana-, ella sin pensarlo aceptó, le dio las galletas al desconocido y él antes de despedirse recordó porque estaba ahí, le dijo: -Deberías darme tu numero para contactarte y cuando haya vendido las galletas poder darte el dinero- era un argumento bastante válido, por lo que la chica no tuvo ningún problema en darle su número, después de eso el chico volvió al salón y vendió las galletas en menos de 10 minutos. 
Así la conoció y luego, tuvo la oportunidad de verse con ella unas cuantas veces más, pudieron platicar por más tiempo, pudieron reírse, almorzar juntos, caminar, tomar un café, criticar, desahogarse, quejarse y volverse a reír, pero, él nunca consiguió cautivar a esa chica, tal vez no era el modo, el momento, ni el lugar, tal vez no eran las palabras, las acciones, los motivos, las razones ni los sentimientos, o tal vez, simplemente, no era ella y no era él. 

Han pasado algunos años, las cosas no suceden como todos quisiéramos y eso es algo que él ha aprendido a aceptar bien. Sin embargo, él chico por momentos piensa en ella, no tiene la certeza si sale con alguien y no le interesa saber, de lo único que está seguro es que ella es caos y recuerda que fue esa una de las cosas que más le cautivó, el caos puede llegar a enamorar a cualquiera y él solo desea que, cualquiera que sea el elegido para compartir ese caos, realmente la valore, la complemente y la haga feliz, pero, seguramente esto nunca se lo dirá… o tal vez, algún un día una carta escribirá.

Que tengas un buen día A.G.



sábado, 4 de mayo de 2019

No es momento para morir



Un consejo es más que la opinión de un viejo, más que palabras de aliento o una guía a seguir con los ojos vendados, lejos de ser una orden, puede ser todo lo contrario o puede no ser nada, puede ser un momento de intimidad, de revelación, de compañerismo o ser una dolorosa inyección de realidad, esa a la que todos le temen y de la que pocos hablan. Lo real no entiende de apariencias, no le importan tus problemas, no discrimina ni pesa quien eres o quien fuiste, solo le importa una cosa, ¿Qué tan fuerte puedes llegar a ser? Y esa es la pregunta que todos nos hacemos en estos momentos.

Hoy más que un consejo, te daré una dosis de realidad. Sé que ahora no estas en tu mejor momento, tus ojos solo ven oscuridad, la ansiedad te abruma y no te sientes dueño de tu vida por la misma que razón que no podrías navegar un barco en mar abierto, no es la experiencia, no es el conocimiento ¿de qué sirve una brújula cuando no sabes a dónde quieres ir? Puede que no entiendas lo que está ocurriendo y te cueste distinguir de lo real. No te pido que seas fuerte, eso no tendría sentido para ti en este momento, solo te diré que vendrán tiempos aún más difíciles, tendrás que tomar decisiones que no serán nada fáciles y te equivocaras la mayoría de las veces, lloraras, te lamentaras, la desesperación llegará a tal punto que nublara tu vista y subirás pero no saltarás, habrá males que nunca desaparecerán pero aprenderás a vivir con ellos y no te llegas a imaginar a donde llegarás, solo necesito que hagas una sola cosa, no te detengas, no vayas hacia allá. no dejes que te absorba... ¡No Mueras!... No te dejes vencer y todo lo demás estará bien, todavía tienes muchas historias por contar y tú nunca dejaste una historia a la mitad.

domingo, 13 de enero de 2019

No... no lo creería



-¿Y porqué no le dices lo que sientes?

-Le escribo poemas disfrazados de historias que no entiende, 
lanzo elogios en forma de bromas elocuentes, 
le hago saber con miradas que mi corazón está en sus manos, 
la hago reír en los momentos más inesperados, 
le hago saber sutilmente lo importante que es para mi,
y ella, sin embargo, parece no darse cuenta.

- Ella ya lo sabe... es una chica inteligente ¿Realmente crees que no se da cuenta?

-Es lo que quiero pensar.

-¿Quieres saber lo que piensa ella de verdad?

-Claro que sí.

-Entonces, ¿porqué no le dices lo que sientes?

- ...

Sin disfraces ni metáforas, a éso se refería, en un momento pensé que no lo entendía, pero, lo cierto es que lo entendía mucho mejor que yo... lo entendía perfectamente.

Después de un tiempo de pensar, solo respondo sin más.

-Porque no me va a creer.


Sencilla, espontanea, impredecible, inteligente, tierna y a la vez sensual, así es ella...

domingo, 4 de noviembre de 2018

El Mal de Garrick



Charlie nació para entretener, aprendió a reír de si mismo y hacer reír a los demás.
Charlie puede hacer "amigos" en cualquier lugar.
Charlie es muy inteligente, aprende con facilidad.
Charlie es buen consejero, sabe escuchar.
Charlie es muy competitivo, siempre le gusta ganar.
Charlie....

Charlie, llega a un extraño lugar un viernes en la noche dispuesto a olvidar...

Entre tanta gente, con las venas inmersas en alcohol,se sumerge en el mundo de las apariencias y la falsa felicidad, donde la lujuria es siempre el objetivo final, pero, esta vez ese no es el objetivo real de Charlie, solo busca tranquilidad y rápidamente se da cuenta que con la música tan alta nunca la va a encontrar.

Aún consciente sale del lugar, el andén su mejor apoyo en estos momentos, mientras aspira el humo de la sativa piensa en lo cansado que está. Charlie no fuma, el humo  proviene de un grupo de jóvenes a su lado. Charlie es joven pero se siente viejo. En sus ojos se ve desesperación, el alcohol ha nublado su juicio, quiere lo que siempre quiso y llora por lo que siempre ha llorado. Hace tiempo que no es el mismo, demasiados golpes ha acumulado, demasiadas tristezas ha retenido y no tienes ganas de continuar, sufre el mal de Garrick, por eso decide que ya es hora de bajar el telón y que su obra termine aquí.

Así comienza, primero lo imaginas y luego lo haces realidad, Charlie ha imaginado muchas veces lo que está a punto de realizar. En el tablero marca el 5 y espera con tranquilidad hasta que se abren las puertas, camina por el lugar rodeado de todos y de nadie, se acerca a la orilla del balcón y por un momento duda de su valentía, pero cree estar seguro de su decisión, alista sus brazos y piernas, sabe que solo un salto bastará, toma aire mientras su rostro se llena de lagrimas, le ordena a su cuerpo saltar pero su miedo le impide moverse y su instinto de supervivencia es demasiado alto como para seguir su propia orden, debate consigo mismo durante minutos hasta que siente un golpe en la espalda y una voz que le pregunta: -¿Que tanto ves?-  Charlie inmediatamente seca sus lagrimas y voltea, mientras ella continúa diciendo: -Deberíamos subir al techo, ahí seguro habrá una mejor vista- a lo que Charlie responde: -No, déjame... le temo a las alturas-

domingo, 7 de octubre de 2018

CUENTO: La Historia de la Melocotomía



En cierto lugar de cierta época vivía un melocotón, este era único en su especie ya que podía ser consciente de su existencia, podía pensar, sentir, escuchar y decidir. Disfrutaba el sol en las mañanas, la brisa de las tardes y soportaba el frío de las noches, colgado en la rama más larga y lejana de su árbol aquel melocotón vivía su vida con comodidad, pero, en ocasiones tanta tranquilidad le abrumaba y la soledad le mataba. Por momentos sentía que su lugar era ahí y debía aceptar su vida como tal, no le hacía falta nada, no había nada más que pensar, en otros momentos, sentía que debía ir en busca de  más, diferentes emociones, nuevos lugares, nuevas situaciones, nuevas razones para sentirse vivo de verdad.

He aquí su dicotomía, la dicotomía del melocotón... 'La Melocotomía'.

Pasaron los días, hasta que una mañana se percató que no era el único en aquel lugar, un nuevo fruto había nacido en el árbol. El melocotón no podía creer que pudiera existir otro de su especie y aunque se encontraba al otro extremo, desde lejos podía verle. La curiosidad le abrumaba, así que decidió balancearse para llamar su atención, pero, por más que se balanceaba no lo conseguía, tan grande era su soledad y sus ansias de compañía que no le importó el riesgo que asumía, así que continuó balanceándose con más fuerza sin cuidado hasta que lo que debía ocurrir... ocurrió, el melocotón de la rama se soltó y voló hasta su compañía, pensó en la larga conversación que tendrían sobre lo que pensaban y sentían, pero no pensó lo fuerte que venía, por lo que se pasó de la rama y ahora hacia el suelo se dirigía, el melocotón vio su vida pasar delante suyo y cerró los ojos esperando lo peor. Cayó al suelo de hojas y solo un pequeño golpe sintió, abrió los ojos y no lo creyó, su cascara era lo suficientemente fuerte para aguantar la caída y nunca lo sabría de no haberse arriesgado aquel día. Miró hacia arriba y sonrió al saber que no era el único que había, muchos más frutos crecían en aquel árbol, realmente nunca estuvo solo, era cuestión de perspectiva, ahora por fin entendía que solo debía esperar, ellos con el tiempo también caerían y debía disfrutar de su soledad mientras llegaba compañía.

Fin.

PREMONICIÓN - Desahogo #4



¿No les ha pasado que ven como alguien va a estrellarse y no saben cómo advertirle?

Algo parecido me ocurre, en este caso cualquier esfuerzo es inútil y no estoy seguro de lo que ocurrirá, pero, las señales son las mismas siempre. Me he estrellado las suficientes veces como para saber cuándo alguien le está a punto de suceder lo mismo. Sin embargo, conociendo la gravedad de siniestro y la capacidad del individuo, confió que al final del día logrará levantarse.

Si dejo que te estrelles no es porqué quiera que algo así te ocurra, es porqué sé que no me escucharas cuando te lo advierta y de alguna u otra forma tengo la certeza que es lo mejor, si, es mejor que te estrelles, que caigas al suelo con tal fuerza que todos los músculos de tu cuerpo sientan el impacto, para que te des cuenta, de una vez por todas, de todas las oportunidades que estás dejando ir y enfoques tu camino. Tienes un futuro muy prometedor, aprovéchalo.

Ahora, sabes que puedes contar conmigo y ten por seguro que cuando llegue el momento estaré ahí para ayudarte a levantar, pero primero debo dejarte caer, lo siento, es la única manera, no conozco más.

Feliz noche.

sábado, 25 de agosto de 2018

AUTORRETRATO LITERARIO

Ante ustedes este hombre de rostro alargado,
Cabello corto y negro, nunca bien peinado,
Nariz ancha, ojos cafés y boca proporcionada,
Piel blanca y orejas grandes un poco deslizadas;
Su cuerpo ni ancho ni delgado,
Pero, créanme que desde haces meses
Un poco ha engordado.
Más allá de lo físico y de lo superficial,
Este hombre es una balanza para bien o para mal.
En ocasiones es un perro, amigable, noble y fiel;
En otros momentos es un gato solitario y egoísta.
En aguas nuevas es una esponja,
En el papel es misterio y fantasía,
En el bullicio es un micrófono y una grabadora,
En la oscuridad es miedo y desconfianza,
En los retos es ansiedad y competencia,
A veces un piano y a veces una trompeta,
A veces un planeta y en otros un cometa,
En sus mejores días es un amanecer, un circo y una fiesta,
En sus peores, un fantasma, un mudo y una resta.
Es un reloj y también un derrame,
Es un ratón y también un engrane,
Es carbono antes de someterse a extrema temperatura,
Es la visión de la vida un poco prematura.
En este párrafo es letra cursiva,
Es agua, aire y tierra, y no llega a ser fuego pero le cautiva.